Pensalo así:
Así como las plantas, las estrellas y los pájaros tienen distintos nombres, cuando nombramos nuestros errores, empezamos a ver patrones. Cambiamos las preguntas que hacemos. Y quizás hasta nos ablandamos un poco frente a eso que antes se sentía como un fracaso.

Soy bastante ratona de biblioteca, y cada vez que siento algo en el cuerpo, sé que necesito encontrar un libro que me ayude a ponerle nombre a esa sensación.
Así fue como el libro  A Teacher’s Guide to Learning from Mistakes, de Colleen Cruz me encontró.

Te comparto mi interpretación sobre cuatro tipos de errores que capaz reconocés:

🌱 Errores de expansión
Aparecen cuando intentamos algo nuevo: dibujar con la mano no dominante, hablar en público por primera vez... Salimos de nuestra zona de confort y no sale del todo bien. Son errores “buenos”, valientes.

💡 Errores revelación
Creemos que lo estamos haciendo bien… hasta que nos damos cuenta de que no. Como cuando confundís azúcar con sal, o cuando en mitad del Creative Playground notás que la plasticola no se secó y manchó la hoja. Estos errores nos muestran lo que no sabíamos que no sabíamos.

🙃 Errores distraídos
Ay, estos!! Los que te hacen suspirar o reírte después. Olvidarte las llaves. Confundir la fecha de algo. Servirte té en una taza que no está. Son de bajo riesgo, un poco vergonzosos, muy humanos.

🚨 Errores de alto impacto
Esos que ojalá no pasaran. Cuando el error puede dañar, afectar a alguien o tener consecuencias grandes. Nos enseñan a actuar con cuidado, sin miedo.

¿Y con qué me quedo de todo esto?
Los errores nos muestran dónde estamos creciendo, qué estamos evitando, y qué nos sigue importando tanto como para doler un poquito cuando no sale “bien”.

Nos ayudan a moldear quiénes somos, a generar empatía con otrxs, y a tener más compasión con nosotrxs mismxs. Y por supuesto, siempre nos deja una anecdota para contar!!